Acreditación de la calidad y sus retos a la gestión

Resumen

 En el presente artículo se presentan las inquietudes, desde una óptica estrictamente operativa, que tanto los resultados de la autoevaluación, la evaluación externa, el mejoramiento de la calidad, son producto de la gestión y que el mantenimiento de la misma una vez certificada (acreditada) la institución será consecuencia -también- de los mecanismos de gestión que se adopten.

Una de las posibles estrategias para enfrentar la crisis educativa, sobre todo en los países subdesarrollados, consiste en llevar adelante programas de evaluación (autoevaluación específicamente) para efectos de la consecuente acreditación de la calidad educativa. Es así como las universidades de nuestro país, con mayor énfasis que las entidades de otros niveles educativos, están viviendo la vorágine de la autoevaluación, para efectos de la acreditación respectiva, con la expectativa que logrados dichos procesos pueden mejorar sus niveles de calidad y asumir el reto de la competitividad, en el marco de la globalización. Como siempre en nuestro país, muy a la zaga de otros, tardíamente se ha comenzado con estos procesos cuando en otras latitudes ya lo vienen haciendo desde la década pasada, por lo menos.

Sin embargo, nunca es tarde para formular algunas reflexiones, desde otras dimensiones, que posibiliten un mayor entendimiento, mejor aplicación y resultados del proceso en ciernes, en este caso en torno a algunas ideas sobre los problemas en la gestión educativa que dicho proceso conlleva.